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Artist description
Grupo que marcó un parteaguas en el rock de su país al mezclar este genero con elementos de la cultura popular mexicana y su distintivo sentido del humor. Influenció a bandas como Café Tacvba, Maldita Vecindad, Víctimas del Dc. Cerebro, Los Estrambóticos, entre otros. |
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Music Style
rock mexicano |
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Musical Influences
rock americano e ingles y la música mexicana. |
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Similar Artists
Jendrix, Lola Beltran, Mick Jagger, Los Xochimilcas y Los Beatles. |
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Artist History
Nació como trío creador del Guacarock en 1983. Los fundadores son Sergio Arau, Francisco Barrios y Armando Vega-Gil. En esta época graban el caset El Charrocanrol (83) y los discos Botellita de Jerez (84), La Venganza del Hijo del Guacarock (86) y Naco es Chido (87). Al salir Arau en 1988 ingresan Santiago Ojeda, Sr. González y Benjamín Alarcón. Con esta formación grabaron los discos Niña de mis Ojos (89) y Busca Amor (91). Sale Alarcón y como cuarteto graban los discos Forjando Patria (94), Superespecial Desenchufado (96) y El Ultimo Guacarrock (97), teniendo en estos dos ultimos la participación de Cox Gaitan y Ernesto Anaya como músicos invitados y a Fernando Andrade en sustitución de Ojeda. La banda realizó conciertos para causas diversas en todo el país, E.U. y centroamérica; programas de televisión; participaciones en películas Obras de teatro. La banda se despidió de su público el 19 de junio de 1997 en el Teatro Metropólitan de la ciudad de México. La formación original reapareció fugazmente durante 1999 en una serie de presentaciones. |
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Group Members
Sergio Arau, Armando Vega-Gil, Francisco Barrios, Santiago Ojeda, Sr. González, Fernando Andrade y Benjamin Alarcón. |
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Instruments
Batería, bajo, guitarra, teclados y percusión. |
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Albums
Botellita de Jerez, La Venganza del Hijo del Guacarock, Naco es Chido, Niña de mis Ojos, Busca Amor, Forjando Patria, Superespecial Desenchufado y El Ultimo Guacarock. El Maxisencillo Abuelita de Batman y la reedición de los tres primeros discos en CD en |
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Press Reviews
La Venganza de los Hijos del GuacaRockSe cumplió la profecía del dios Chimalpopunk. Ha llegado la venganza delhijo del Guacarock. Por fin se ha rendido tributo y pleitesía a Tlalocmán. El club de los corazones rascahuele del sargento Pérez tiene su galeríade honor. Manicomio rescata, -literalmente- de la condena al olvido losprimeros tres discos de la banda más incomprendida, criticada, vejada einjuriada en la historia del rock mexicano: Botellita de Jerez. Losbotellos cometieron el "gravísimo" error de haber sido realmentevisionarios, su "pecado capital" fue el atreverse a cantar en español y"perpetraron" la ofensa nacional al agregar fuertes dosis de humor negro eironía a la solemne nación rocanrolera. Como ocurre con muchos de losartistas auténticos, se adelantaron a su tiempo y pagaron su osadía con elrencor y el desprecio de un intolerante y monolítico público. Gracias aSergio Arau (guitarra y voz), Armando Vega-Gil (bajo) y "El Mastuerzo" Barrios (batería), se abrieron espacios fundamentales para el desarrollo del rock en tierra azteca. En sociedad con el hermano de Sergio Arau,abrieron el club Rockotitlán, "catedral del rock mexicano". Se presentaronen incontables foros televisivos y radiofónicos pregonando el manifiestodel Guacarrócker , una picosa mezcla de aguacate, mariachi y rocanrol. Lostres discos obviamente muestran las limitaciones con que se fue gestando el4x4 tenochca: estudios limitados en tiempo y tecnología y una ejecuciónmusical rudimentaria. Pese a todo, el Estuche es un documento invaluablepara revivir el sabor de la música hecha con tripas, cuajo y corazón. Eltriple paquete se remonta a 1984 con el primer álbum epónimo, continúa dosaños después con La venganza del hijo del Guacarrock y finaliza con el Nacoes Chido (1987), cuando la Botellez de Jerellita cambió de compañía eincursionó en el tan veleidoso como deleznable universo del glamourtelevisivo. Con el tiempo aparecieron en tele y fotonovelas ganándose elrepudio popular. Cuando las nuevas generaciones abrevaron en su cinismo ysu lenguaje alburero, el destino les marcaría el fin. Un apoteóticoconcierto de despedida y moriría la banda para nacer la leyenda. ( J.C.H.)TOMADO DE LA REVISTA "LA BANDA ELÁSTICA" DE LA CD. DE LOS ÁNGELES,CALIFORNIALA ESTRATEGIA DEL RECUERDOQuizá con mayor melancolía que esperanza el denominado rock mexicanocontempla uno de los desafíos más agudos de su compleja historia: lanecesidad de reorganizar su memoria y someter sumariamente a juicio susprejuicios y ficciones integradoras así como de esclarecer sus múltiplesproyecciones. Es posible que este desafío se encuentre preñado de uno delos temores más extraordinarios a que se pueda enfrentar toda expresióncultural: el riesgo de desaparecer como noción significante y aglutinadora. Dos acontecimientos pudieran simbolizar este proceso: la recientedesaparición de Botella de Jerez, con su inevitable dosis de melancolíaguacarrockera, y la edición de dos antologías musicales con pretensiones,sin olvidar las meramente comerciales, de certificar la buenaventuranza deun movimiento iniciado hace diez años: el lanzamiento de Rock en tu idioma,admirado desde una nostalgia discretamente propositiva y poco crítica, y labiografía musical de una de las bandas-emblemas del rock en México: losCaifanes. A mediados de los años ochenta, el amplio espectro de la culturalocalizaba, mediante su negación en el espacio histórico dominante, una vozque desde el lado del silencio comercial potenciaba una peligrosa hibridezque atentaba contra la pirámide moral de una modernidad celosa de suidentidad: nacía del guacarrock como discurso que, gota a gota, tocada atocada, se sumergía en la embriaguez de lo contestatario. Botellita deJerez cruzaba la frontera de la marginalidad, y, envueltos en el regocijode la cultura entregada y asumida en holocausto, pronunciaban las palabrasmágicas de la afirmación impensada socialmente: naco es chido. Lageneralización racista y clasista de "naco" se ironizaba y dramatizaba a símisma, logrando dinamitar, mediante una actitud lúcida que gravitaba entreel discurso y la representación, los prejuicios de una sociedad encerradaen rumores descalificatorios que definían sus odios y frustraciones en elindeterminado y escurridizo concepto de naco. Botellita de Jerez fue una de las expresiones que atravesaron lafigura de la ciudad por dentro, la desdeñaron como elemento cerrado ymelancólico, y la asumieron desde sus mezclas de horror y fascinaciónentregadas en lo cotidiano: Ton´s qué mi reina ¿a qué hora sales al pan?, oen la imagen de El Santo(El Enmascarado de Plata) enunciada como unaintuición de una realidad que se transfiguraba en la lucha libre, eldanzón, la oficina y la antigüedad precortesiana. Los símbolos de unaconspiración cultural interrogaban a la patria y a sus certezas morales,que desde el autoritarismo y el filo de una doble moral se adueñaban de esesueño social de los despiertos llamados imaginario; sin olvidar, en unsabroso guacarrock, el símbolo más controversial de la proyección culturalde la conquista: la Malinche. A pesar de algunos giros guapachosos no tan afortunados, Botellitaalcanzaba a forjar, después de ese primer momento de desvarío enmascarado,una patria donde extrañamente también se podían conectar los mártires de lanación, trasnochados por una larga sesión de rock, y la mítica figura dePepe el Torito y su Chorreada, así como el laberinto de una soledadmexicana que desfondaba a una lectura nacionalista construida desde lahegemonía del poder institucionalizado. Los lugares comunes de la identidadnacional, consolidados mediante la práctica política vertical y suextensión cultural; el aprendizaje cohesionado por los libros de texto anivel primaria ; la imagen metahistórica de sus héroes y la aceptaciónacrítica del destino, se volvían contra su origen idealizado y eranofrecidos en sacrificio por una actitud que, desde su lucha por expropiarel rock imperialista y desideologizar el discurso del tamal con carne,alteraba la lógica de una simbología reconvertida por la inconformidad deaquellos que decidieron no llegar al final del laberinto y que retaron lahegemonía del estereotipo moral vuelto historia. Es seguro que a partir desu desaparición, Botellita tendrá que enfrentar la tercera caída de unalectura por la memoria, en la cual su aprehensión crítica y desromantizadapermitirá por fin develar el rostro que se ocultaba detrás de suenmascarada historia.GUSTAVO OGARRIO B. TOMADO DE EL PERIÓDICO LA JORNADA DE LA CD. DE MÉXICO |
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Location
Mexico, D.F. - Mexico |
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